SEAMOS MEJORES MAESTROS // semana 20 al 26 DE OCTUBRE // Tercera asignacion

PREDICACIÓN
PÚBLICA. Empiece una conversación con alguien que parece estar triste
El
publicador estará trabajando en la lección 3 el punto 4 que nos dice
Hable con
amabilidad y respeto. Cuando
sentimos compasión por alguien y de verdad queremos ayudarlo, eso se nota en la
forma de hablar. Así que elija con cuidado lo que dirá y cómo lo dirá.
No diga nada que pueda ofender a la persona.
Duración 3
minutos
Circunstancia:
La
publicadora está participando en la predicación pública en una plaza. Mientras
ofrece publicaciones, nota a una señora sentada en una banca con expresión de
tristeza y lágrimas en los ojos. Movida por la compasión, se acerca con
amabilidad y respeto para ofrecerle compañía y consuelo
Publicadora (con tono amable y respetuoso):
— Buenos días… disculpe que la interrumpa. La noté un poco triste, y solo
quería decirle que, si necesita hablar o simplemente compañía, con gusto puedo
quedarme un momento con usted.
Señora
(sorprendida pero agradecida):
— Gracias, es muy amable… pero lo que me pasa no lo entiende nadie. Sufro de
depresión y mi familia piensa que exagero. Me siento muy sola.
Publicadora
(con empatía sincera):
Lamento
mucho lo que está pasando. La depresión es algo que afecta a muchas personas
hoy en día, y es triste que quienes sufren no siempre reciban el apoyo que
necesitan. Si desea, puedo leerle un texto bíblico que ha animado a muchas
personas.
Señora
(asintiendo):
— Sí, por favor.
Publicadora
(abre su Biblia y lee con voz serena):
— Salmo 34:18 dice: “Jehová está cerca de los que tienen el corazón
destrozado; salva a los que están hundidos en el desánimo.”
— Este texto muestra que Dios entiende perfectamente cuando alguien sufre. Él
no ignora el dolor. Al contrario, está cerca de quienes se sienten rotos por
dentro. Puede hablarle en oración, contarle cómo se siente… y Él la escuchará
con atención.
Señora
(con lágrimas, pero más tranquila):
— Qué bonito… no sabía que la Biblia decía eso. Me anima mucho saber que Dios
entiende por lo que paso.
Publicadora
(sonriente y con tono cálido):
— Me alegra saberlo. A veces leer la Biblia y orar nos ayuda a sentir paz.
Pero, ¿ha podido hablar con un médico sobre cómo se ha sentido?
Señora:
No… Pensaba que tal vez, con lo que me leíste de la Biblia, si empiezo a leerla
y a orar, podría mejorar.
Publicadora
(con amabilidad y respeto):
¡Qué
maravilla que quieras orar y comenzar a leer la Biblia! Poner en práctica sus
consejos es lo mejor para nosotros. También quiero leer otro texto bíblico que
puede ayudarte mucho en este momento. Está en Marcos 2:17. ¿Te gustaría leerlo
tú misma?
Señora:
— Sí, claro.
Publicadora
(le muestra el texto):
— Está en Marcos 2:17, mire lo que dice.
Señora
(leyendo):
— “Los que están fuertes no necesitan un médico, pero los enfermos sí. No vine
a llamar a justos, sino a pecadores.”
Publicadora
(explicando con tono reflexivo):
Como ves, estas son palabras de Jesús. Fíjate en esta parte: “Los que están
fuertes no necesitan un médico, pero los enfermos sí.” Jesús sabía que los
enfermos necesitan ayuda médica. No hay nada de malo en buscar atención médica
cuando la necesitamos. Los testigos de Jehová confiamos en la ayuda que Dios
brinda, pero también buscamos atención médica cuando enfrentamos enfermedades
como la depresión.
Señora
(sorprendida y aliviada):
— No sabía que la Biblia decía eso. Me hace pensar que debería buscar ayuda
médica… y al mismo tiempo acercarme más a Dios.
Publicadora
(con una sonrisa cálida):
— Esa es una excelente decisión. Me alegra mucho que quiera aplicar los
consejos de la Biblia. Si desea, mañana puedo pasar por aquí con una
publicación que tiene consejos bíblicos para las personas que sufren de
depresión. También podemos leer juntos otro texto que la anime.
Señora
(agradecida):
— Me encantaría. Muchas gracias por su amabilidad. Hablar con usted me hizo
sentir mejor.
Publicadora:
— Me alegra mucho escuchar eso. Entonces nos vemos mañana. Que tenga un día
tranquilo y con paz.
Conclusión
final:
La
publicadora aplicó la lección 3, Hable con amabilidad y respeto, al
acercarse con tacto y mostrar verdadera compasión por la señora que estaba
triste. Su tono fue considerado y sus palabras transmitieron consuelo y
empatía. Escogió con cuidado textos bíblicos fáciles de entender, que
fortalecieron la fe de la señora y le dieron esperanza.
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