Estudio bíblico de la congregación // 1 al 7 DE DICIEMBRE // lección 40 y lección 41
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revisitas
DE CASA EN
CASA. Utilice una de las verdades del apéndice A del folleto Una obra de amor
La
publicadora estará trabajando en la lección 9 el punto 3 que nos dice
Escuche
con atención. Deje que la persona hable y no la interrumpa. Si
tiene alguna objeción o le expresa sus sentimientos y preocupaciones,
no la ignore. Si le presta atención, la persona verá que a usted realmente
le interesa lo que ella piensa..
Duración 4
minutos
Circunstancia:
La
publicadora realiza una revisita a una señora con la que ya había conversado
anteriormente y a quien le había dejado una publicación. Al llegar, la señora
comenta que leyó la revista completa y le gustó mucho, pero expresa su
confusión sobre el tema de la oración.
Publicadora:
(Con tono amable)
Buenos días,
señora Marta. Estoy aquí como habíamos acordado para hablar sobre la
publicación que le dejé la semana pasada. ¿Qué le pareció?
Señora
Marta: (Sonriendo)
¡Me pareció excelente! Me gustó mucho, la leí
completa.
Publicadora:
(Felicitándola)
¡Qué alegría
me da escuchar eso! Me alegra mucho que haya disfrutado leyendo la publicación.
¿Hubo algo en especial que te llamara la atención?
Señora
Marta: (Reflexionando, compartiendo sus pensamientos)
En la revista, en más de una ocasión se
aconsejaba orar… Pero eso de la oración me tiene algo triste. Estoy muy
confundida. En las iglesias les rezan a varios santos y hay rezos que no me sé
de memoria. Además, no tengo santos en mi casa porque no tengo dinero para
comprarlos. Y en otras religiones oran como gritando… En verdad, no sé cuál es
la manera correcta.
Publicadora:
(Escuchando con atención)
Es
completamente normal sentir esa confusión. Muchas personas tienen dudas
similares. La buena noticia es que la Biblia nos aclara muy bien cómo deben ser
nuestras oraciones.
Señora
Marta: (Interesada)
¿De verdad?
Me gustaría saber qué dice la Biblia sobre eso.
Publicadora:
(Buscando el texto bíblico)
Jesús, en
una ocasión, fue consultado por sus discípulos sobre cómo debían orar. Su
respuesta está registrada en Lucas 11:2. ¿Quiere leerlo usted misma?
Señora
Marta: (Leyendo en voz alta)
“Entonces,
él les dijo: ‘Cuando oren, digan: Padre, que tu nombre sea santificado. Que
venga tu Reino…’”
Publicadora:
(Preguntando con claridad)
Según lo que
acabamos de leer, ¿a quién dirige Jesús esta oración?
Señora
Marta: (Respondiendo)
A su Padre.
Publicadora:
(Asintiendo con entusiasmo)
¡Muy bien! A
su Padre, Dios. Jesús les dijo a sus discípulos que la oración debe dirigirse a
Dios, no a un santo ni a nadie más, sino directamente a Dios.
Señora
Marta: (reflexionando en voz alta)
Es cierto…
No lo había visto de esa manera, y tantas veces que uno repite esa oración.
Entonces, nuestras oraciones deben ir exclusivamente a Dios. ¿Está bien orar
siete “Padre nuestro” al día?
Publicadora:
(Guiando hacia otro texto bíblico)
Sigamos
leyendo la Biblia para ver qué más nos dice. Vamos a Mateo 6:7. Estas son
palabras de Jesús explicando a sus discípulos cómo orar. ¿Quiere leerlo?
Señora
Marta: (Leyendo en voz alta)
“Cuando
ores, no repitas lo mismo una y otra vez, como hace la gente de las naciones,
que cree que será escuchada por usar muchas palabras.”
Señora
Marta: (Entendiendo el mensaje)
Esto está
claro. Dice que no deberíamos repetir lo mismo muchas veces, como los rezos.
Publicadora:
(Felicitándola con calidez)
¡Exacto! Has entendido perfectamente. Las
oraciones deben ser dirigidas a Dios, y no debemos ser repetitivos.
Señora
Marta: (Reflexionando con gratitud)
Este es un tema muy interesante. Me gustaría
seguir hablando de esto de la oración. Te agradezco mucho por escuchar mis
dudas y ayudarme a aclararlas.
Publicadora:
(Felicitándola nuevamente)
¡Qué
maravilla que quieras aprender más sobre este hermoso regalo de Dios para
comunicarnos con Él! Si deseas, puedo regresar el fin de semana para seguir
conversando sobre la oración.
Señora
Marta: (Aceptando con alegría)
¡Claro que
sí! Me encantaría.
Publicadora:
(Despidiéndose cordialmente)
Perfecto, estaré aquí el fin de semana. Que
tengas un excelente día, señora Marta.
Señora
Marta: (Sonriendo)
Igualmente, hasta pronto.
Conclusión
final:
La
publicadora aplicó la lección 9, punto 3, Escuche con atención, al
permitir que la señora expresara con libertad sus sentimientos y dudas sin
interrumpirla. Mostró empatía y respeto, y respondió usando las Escrituras para
aclarar las inquietudes. De esa manera, demostró un interés genuino por la
persona y dejó la puerta abierta para continuar la conversación en una próxima
visita
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