Estudio bíblico de la congregación // 1 al 7 DE DICIEMBRE // lección 40 y lección 41
Aquí encontrarás ejemplos prácticos, claros y bien explicados para cada asignación, diseñados para que puedas prepararte de forma sencilla, efectiva y con confianza.
También incluimos diálogos basados en las lecciones asignadas, con ideas que puedes adaptar a tu estilo personal, tu manera de enseñar y las necesidades del territorio donde participas en la predicación.
Discurso
El
discursante estará trabajando en l lección 20 que nos dice
Hacer
una buena conclusión
RESUMEN: Use sus comentarios finales
para motivar a los oyentes a aceptar lo que han aprendido y a ponerlo en
práctica.
Duración 5
minutos
Discurso:
¿QUÉ ES EL PECADO?
Imaginen
que están practicando tiro al blanco. Toman el arco, tensan la cuerda, apuntan
cuidadosamente al centro del blanco y... la flecha pasa de largo. Fallaron el
tiro. No alcanzaron el objetivo.
Esta
simple ilustración nos ayuda a entender algo fundamental: ¿Qué es el pecado? En los idiomas
originales de la Biblia, las palabras traducidas como "pecado"
significan precisamente eso: fallar el tiro, no alcanzar el objetivo. Pero,
¿cuál es ese objetivo? Las normas perfectas de Dios.
Hoy
examinaremos qué es realmente el pecado, por qué todos pecamos, y lo más
importante: qué podemos hacer al respecto.
Acompáñenme
en la lectura de 1 Juan 3:4:
"Todo
el que practica el pecado también practica el desafuero; de modo que el pecado
es desafuero"
¿Qué
significa esto en términos prácticos? El pecado es cualquier acción, sentimiento o pensamiento que
vaya en contra de las normas de Dios. Puede ser hacer algo malo o injusto a los
ojos de Dios, o incluso no hacer lo que es correcto cuando sabemos que
deberíamos hacerlo.
Veamos
un ejemplo bíblico interesante: La Biblia habla de soldados del antiguo Israel que eran tan
hábiles con la honda que podían acertar al lanzar una piedra "sin fallar
el tiro". Si se tradujera literalmente esta expresión, diría: "no
pecaban". ¿Ven la conexión? No pecar es como dar en el blanco;
pecar es fallar el objetivo.
¿Por
qué Dios tiene derecho a establecer estas normas? Como nuestro Creador, él sabe qué es
mejor para nosotros. Y como Creador, nosotros debemos rendirle cuentas por
nuestros actos.
Algunos
podrían preguntar: "¿Es posible no pecar jamás?" Vamos a leer
juntos Romanos 3:23:
"Porque
todos han pecado y no alcanzan a la gloria de Dios"
La
respuesta es clara:
No, no es posible no pecar jamás. ¿Por qué? Porque heredamos el pecado y
la imperfección de nuestros primeros padres, Adán y Eva.
Pensemos
en esto: Adán y Eva
fueron creados perfectos, a la imagen de Dios. No pecaban. Pero cuando
desobedecieron al Creador, dejaron de ser perfectos. Y cuando tuvieron hijos,
les transmitieron el pecado como si fuera un defecto heredado. El rey David
expresó esta realidad cuando dijo: "Con error fui dado a luz."
¿Qué
significa esto para nosotros? Que nacimos con una tendencia natural al pecado. Es como
heredar una enfermedad genética: no es nuestra culpa haberla heredado, pero sí
tenemos que lidiar con ella.
Ahora
bien, ¿son todos los pecados igualmente graves? La respuesta bíblica es:
No. La Biblia dice que los hombres de Sodoma "eran pecadores en
extremo" y que su pecado era "muy grave."
¿Qué
determina la seriedad de un pecado? Tres factores principales:
Primero,
la gravedad. La
inmoralidad sexual, la idolatría, el robo, la borrachera, el asesinato y el
espiritismo son pecados graves que no debemos cometer. Estos son diferentes de
pecados involuntarios o hechos sin pensar, como decir algo que hiere a alguien.
Sin embargo, no debemos restarle importancia a ningún pecado, pues eso podría
llevarnos a cometer otros más graves.
Segundo,
la intención.
Algunos pecados se cometen por desconocimiento de los mandamientos de Dios.
Aunque la Biblia no los justifica, los distingue de aquellos que se cometen al
pasar por alto deliberadamente las normas de Dios. Pecar a propósito revela un
"corazón malo."
Tercero,
la frecuencia. Hay
una clara diferencia entre pecar una sola vez y cometer el mismo pecado
repetidamente. Dios condena a quienes deciden seguir pecando, aun después de
aprender lo que es correcto.
Sin
embargo —y esto es lo más hermoso— Jehová no nos deja sin esperanza.
Él entiende nuestra imperfección, pero espera que reconozcamos nuestros errores
y nos esforcemos por corregirlos
Pero
hay esperanza. La
Biblia dice: "Arrepiéntanse, porque Dios está siempre dispuesto a
perdonar; él tiene compasión de ustedes. Que cambien los malvados su manera de
pensar, y que dejen su mala conducta."
Qué
palabras tan reconfortantes, ¿verdad?
Jehová no busca a personas perfectas, sino a personas sinceras, dispuestas a
cambiar. Él desea perdonar, ayudar, sanar y darnos paz interior.
Hermanos,
hemos aprendido hoy qué es el pecado: no alcanzar las normas perfectas
de Dios, como fallar el tiro al objetivo. Hemos visto que todos heredamos el
pecado de Adán y Eva, que no todos los pecados son iguales, y que hay
esperanza para quienes se arrepienten.
Examinemos
nuestra vida, identifiquemos en qué estamos fallando el objetivo de las normas
divinas y tomemos la decisión de arrepentirnos y cambiar.
Recordemos: conocer qué es el pecado no es suficiente. Debemos actuar, buscar
el perdón de Dios y luchar contra las tendencias pecaminosas que heredamos.
Que salgamos de aquí determinados a vivir de una manera que agrade a Dios,
reconociendo nuestras debilidades pero confiando en su misericordia.
Recordemos:
pecar es fallar el tiro… pero con la ayuda de Jehová, podemos volver a
apuntar al blanco y acertar.
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