Estudio bíblico de la congregación // 1 al 7 DE DICIEMBRE // lección 40 y lección 41
PREDICACIÓN
PÚBLICA. Averigüe qué temas le interesan a la persona y póngase de acuerdo con
ella para volver a hablar en otra ocasión
La
publicadora estará trabajando en la lección 2 el punto 4 que nos dice
Tenga
paciencia. No piense que tiene que ponerse a hablar de la Biblia
enseguida. Espere al momento oportuno y saque el tema de forma natural. Quizás
tenga que esperar hasta la próxima vez que hable con la persona.
Duración 2
minutos
Circunstancia:
La publicadora está
realizando predicación pública en una plaza cuando observa a una señora
paseando a su perro. Con paciencia y tacto, utiliza el interés de la señora por
los animales como puente para iniciar una conversación.
Publicadora (con una sonrisa cordial, tono amable):
— ¡Buenos días! Disculpe que la interrumpa, me llamó mucho la atención su
mascota… ¡qué perro tan lindo! ¿Cómo se llama?
Señora (con orgullo y simpatía):
— Se llama Tony.
Publicadora (con entusiasmo):
— ¡Qué bonito nombre! ¿Hace mucho que lo tiene?
Señora (con cariño, acariciando al perro):
— No, no mucho. Lo rescaté de la calle, estaba abandonado. Yo lo recogí y desde
entonces lo he cuidado.
Publicadora (felicitando con admiración):
— Qué hermoso acto de bondad. Lo felicito de verdad, no cualquiera se toma ese
esfuerzo por un animalito.
Señora (con convicción):
— Es que me gustan mucho los animales.
Publicadora (mostrando interés):
— Entonces veo que es un tema que le apasiona bastante.
Señora (asintiendo con una sonrisa):
— Sí, me encanta. Leo todo lo que encuentro sobre mascotas.
Publicadora (con tono reflexivo y positivo):
— ¡Qué lindo! Es un tema muy bello en un mundo donde muchos prefieren hablar de
cosas violentas o negativas. Justo hace poco leí una publicación que hablaba de
cómo Dios ve con buenos ojos a las personas que muestran amor y cuidado hacia
los animales. El título es “Los animales, un regalo de Dios”.
Señora (con sorpresa e interés):
— Qué interesante. Nunca pensé que Diosito se fijara en esas cosas.
Publicadora (explicando con calma y paciencia):
— Claro que sí. Las mascotas son parte de su creación, y a Él le agrada que
mostremos amor hacia ellas y que las cuidemos.
Publicadora (con tono amistoso, sin apresurarse):
— Si quiere, la próxima vez le puedo traer esa publicación para que la lea y
así seguimos conversando un poco más sobre este tema.
Señora (con una sonrisa, mostrando disposición):
— Me parece muy bien. Yo traigo a Tony todos los días a esta plaza a las 9 de
la mañana. Si quiere, regrese mañana a esa hora y seguimos conversando.
Publicadora (con entusiasmo y alegría):
— ¡Perfecto! Me encantará volver mañana a las 9. Gracias por su tiempo, que
tenga un lindo día.
Señora (cordial, despidiéndose):
— Gracias, igualmente. Hasta mañana.
Conclusión final:
La publicadora mostró paciencia y evitó forzar el tema
bíblico de inmediato. Averiguó que a la señora le gustan mucho los animales y
estableció un vínculo a partir de ese interés. Finalmente, acordaron
encontrarse al día siguiente a la misma hora para seguir conversando, aplicando
así la lección 2, punto 4 sobre esperar el momento oportuno.
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